Cuarentena
¿Qué?
¿A que jode eso de estar todo el día en casa?
¡Pues meteros en un orbitador dando vueltas tol día por el cinturón de Kuiper y luego me contáis!
¡A cagar a la vía!
¿Qué?
¿A que jode eso de estar todo el día en casa?
¡Pues meteros en un orbitador dando vueltas tol día por el cinturón de Kuiper y luego me contáis!
¡A cagar a la vía!
Finalmente los patos ya se van. Dicen que ya han completado gran parte de los objetivos experimentales de la misión orbital marciana. O algo asín.
El día anterior Manuel y yo estuvimos celebrando la despedida. Como llevábamos tres días de resaca y al día siguiente tenían que presentarse a la revisión de Central, decidimos que lo que quedaba de orujo lunar se quedaba en el orbitador para otras misiones. Ya se sabe como son estas despedidas sin alcohol... Tuve la sensación de que había tenido a un pringao a mi lado todo el tiempo. Estuvimos charlando mientas comíamos pipas sentados en el módulo eléctrico (le tiramos las cáscaras a los vecinos soplapollas de abajo). Resulta que Manuel tiene dos gatos, un perro y un hijo. Creo que también mujer, aunque no quiso darme detalles (ignorando mis constantes referencias a sus pechos). El tío se me puso sentimental, así que no me quedó más remedio y dí por finalizada la "ley seca". Tras dos botellas de orujo (por cabeza) nos pusimos los trajes espaciales y estuvimos jugando a lucha libre encima de los paneles solares. Gané yo por K.O. técnico. Manuel potó dentro del traje y casi se asfixia, como nos lo pasemos...
Lo malo es que unas cuantas celdas de los paneles se jodieron de un riñonazo, así que ahora voy a oscuras por el orbitador. Tengo las espinillas que ni me las siento de tanto patear la puñetera mesita de café de IKEA. Tuve que usar al chino al que le implantaron un transmisor GSM tribanda para hablar con Central y comunicarles que un micrometeorito había impactado en un panel solar al alba con fuerte viento de levante.
Me dijeron que sacase el primer equipo auxiliar de energía orbital marciana, que se compone de un colorido molinillo VentaX 3000 para poner en la ventana. Algún día tendremos un disgusto. Con la energía disponible o enciendo el ordenador que tengo para hablar con el messenger o arranco los motores de guiado; ya me está tocado las pelotas Central.
A todo esto tuve que despedir a la misión. Uno de los chinos me hizo unas zapatillas de andar por casa, (¡qué majo!) y tuve que echar a patadas a Enrique VII del Sacro Imperio Romano Germánico porque se empeñaba en darme un abrazo y pelillos a la mar. Estuvo un buen rato aporreando la puerta del orbitador, supongo que no se quería ir sin abrazarme el tío sobón.
Finalmente de todo esta misión saco unas botellitas de orujo lunar, las canciones de Raffaella Carrá para el Sing Stars, unas pantunflas luminosas, un panel solar jodido y... la cartera de Enrique VII del Sacro Imperio Romano Germánico.
Ahora tienen que enviarme a un perito del seguro, a un técnico y un panel solar. Ya os contaré...
Los patos siguen experimentando con los chinos. Esta mañana me han pedido si tenía una cuchara de esas de los helados. Espero que me la devuelvan limpia, no vaya a coger un sifilazo con mi próximo cucurucho de leche merengada con ron.
El enterao de Enrique VII del Sacro Imperio Romano Germánico sigue en sus trece, no hace más que sacarle falta a cómo tengo el orbitador; que si con la mugre de los cristales no hay manera de que llegue radiación, que si nos estamos quedando sin oxígeno, que si nos estamos quemando con la atmósfera de Marte...
Menos mal que el otro pato, Manuel, es majete. Resulta que se trajo una botellita de orujo lunar reserva 241 años y estuvimos toda la noche dándole mientras cantábamos con el Sing Stars canciones de Raffaella Carrá. Cuando íbamos por la tercera "para hacer bien el amor hay que venir al sur" (sobre las cinco (hora marciana)) los vecinos de abajo empezaron a dar con la escoba. Les mentamos a la madre (y padres) y les tiramos colillas encendidas al patio. Creo que les hemos quemado una planta de maría. Menuda puntería tiene el cabronazo de Manuel, es un hacha. Mañana tenderé los trajes espaciales sin centrifugar y que se jodan.
Hoy con la resaca he pasado a ver cómo estaban los chinos porque no me fío ni un pelo, que por mucho que me dija el estirao seguro que manchan, y sólo me quedan cincuenta quilos de serrín. Han clausurado la fábrica y uno ha tejido un capullo y para mí que está digievolucionando. El otro está en una esquina y murmura todo el rato "todo va a salir bien, todo va a salir bien"; ¡ah! y tiene un receptor GSM tribanda adosado a la nuca. No creí que Manuel iba en serio con la apuesta... ¡Qué salao!
En el parte diario de Central dice que se aproxima una tormeta solar de nivel tres, así que he decidido que paso de limpiar las persianas, total, es tontería si se van a volver a manchar. No es que sea picajoso con la limpieza, pero cuando las bajo oigo quejidos y lamentos, y ya me conocéis, soy un sentimental.
La temperatura exterior es... fría, la interior calentita. La velocidad orbital parece que bien. La humedad relativa está correcta y eso y el Marca dice que este año tenemos posibilidades de ganar el mundial galáctico. Voy a preguntarle a Manuel a ver si tiene más orujo lunar.
Los patos ya están aquí, se han adelantado los cabrones. Estaba por no abrirles, pero como amenazaba lluvia me ha dado palo por los animales, los tres chinos mandarines. Los traían en una jaula de 3x3, pero nada más entrar en la nave uno de los patos le ha dao un viaje que no veas contra una mesita de IKEA que tenía yo para hacer los cafés y que había enfocado hacia la ventana que da a la Tierra, sentimental que es uno. Creíamos que se la había cargao el muy bestia, pero parece que la apuntalé bien.
Eso sí, les ha quedado un chino bastante chafao y han decidido que no les servía pal experimento. Los otros chinos se han alegrado y han aprovechado el espacio libre para montar un taller de calzado Nike, pero a mí me han jodido porque al pato no se le ha ocurrido nada mejor que tirármelo al váter y se ha atascado. Le he preguntado (no sin malicia, todo hay que decirlo) si no había visto el cartel que prohíbe tirar a chinos mandarines por el váter y me ha contestado que, como estos chinos son más bien del extrarradio, había creído que colaría.
Aparte de eso el otro astronauta parece bastante buena gente (o buen pato). Sus nombres, claro está, son nativos y es algo jodido de reproducirlos, pero el del váter (sabelotodo tocapelotas científico de la misión) vendría a sonar más o menos como Enrique VII del Sacro Imperio Romano Germánico y al piloto-transportista creo que no me equivocaría si afirmo que se pronuncia como Manuel.
Lo primero que me ha dicho el cabrón estirado de Enrique VII del Sacro Imperio Romano Germánico (tras salir chapoteando del lavabo) es que no necesitaban el serrín en el suelo, porque los chinos son bastante limpios y no generan prácticamente residuos. Le he contestado que en cuanto se sacara la escoba del culo lo barrería todo. Nos ha jodido, ahora no voy a poder tener el suelo del orbitador como a mi me plazca. Vale que he perdido metro y medio de altura con tanta capa de serrín, pero he ganado en comodidad, y poder tirar las colillas al suelo no se paga con dinero. Así que ya sabe que hacer con el próximo chino del que necesite deshacerse.
En fin, después de tomarnos un café y ver el Tomate se han puesto a hurgar a los animales. Espero no oírles gritar mucho, la última vez tuve a un tres cachalotes chillando dos noches. A la tercera los emborraché y pude dormir, pero por la mañana el científico me gritó tanto sobre no sé qué de desvirtuar las pruebas empíricas que se le empañaron las gafas de culo de botella. Le partí la cara con un cachalote, lo eché fuera del orbitador y tuve comida para tres semanas, pero esa es otra historia.
Ya os contaré...
Permítanme presentarme: soy Paco Galáctica. Es un nombre inventado claro, realmente me llamo Txuluapatec II de Todos los Santos. Me puse Paco en honor de un antepasado que tuve que tuvo que poner paz en un país de la antigua Europa, allá por el 1936 EadNSZ (Era antes de Nuestro Señor Zool). Y me puse Galáctica porque queda cool que no veas y a las tías les pone.
Tengo 32 años de la Tierra y soy orbitador de profesión. Quizás ustedes no sepan lo que es, pequeños seres atrasados. Básicamente mi tarea trata de orbitar un planeta, realizando tareas de apoyo y logística para las diferentes misiones científicas tripuladas. Bueno, y de barrer y limpiar el orbitador, que los astronautas otra cosa no, pero guarros un rato largo. Si por ellos fuera saldrían a pasear por el planeta con el traje sin planchar ni lustrar, y después las broncas de Central son para mí.
Actualmente orbito en Marte. Llevo tres años aquí y he decidido escribir un blog para el pasado, porque soy así de chulo, qué le voy a hacer, ya me lo decían mis madres.
Tengo que tenerlo todo limpito: dentro de unos días llega una delegación de tres chinos mandarines y dos patos. Tienen que hacer no sé qué de cultivar un retrovirus, someterlo a radiación marciana e inocularlo a los animales. Pobres chinos. Espero por lo menos poderle pegarle un palo a uno de los patos y hacérmelo al limón, total, a Central le sobran los astronautas a salario mínimo.
Ya os contaré...